Blog de Celia Mtz.

lunes, 8 de octubre de 2012

Encendía con besos.


Hace demasiado tiempo que no sabría bien como volver a empezar.
Quisiera darte las gracias por dormir abrazado a mi espalda aquellas noches, la primera duró 22 horas, las siguientes fueron eternas.
Han pasado tantas cosas desde aquel Miércoles, todo se ha dado la vuelta, hemos cambiado, mejor dicho, he cambiado.
Tus te extraño quedaron en el olvido, justo al lado del nuevo día.
Una y otra vez me juro que cambiaré, pero creo que me sigue gustando demasiado ser yo misma.
Pocos entenderán como en un abrazo supe que eras tú a quien necesitaba, varias miradas después lo confirmé.
Quiero escribir una historia que no tenga ni final feliz ni triste, que sea tan nuestra que nadie la entienda, que no termine, ambos sabíamos a lo que nos arriesgábamos, era imposible.
Cuando pienso en las veces que quisiste hacerme tu reina, ahora desde abajo recuerdo como he terminado, siendo la puta de otro, quizás en ese momento no supe que eras el indicado, ni ahora tampoco lo pienso, solo que es mejor arrepentirse, por lo que pueda venir.
Leía en aquel periódico viejo que eran tiempos difíciles para los soñadores, por pensar en los nueve dígitos que me acercan un poco más a ti, volví a sentir tus manos, aquellas que hacían que hasta el día más cabrón se convirtiera en un nido de risas con tus chistes.
No creo que me convengas pero eres perfecto para hacer las miles de cosas que quiero en este año, me acompañas en cada pestañeo.
Corría como el agua en una cascada, libre y pequeña en aquella inmensa corriente. Por una vez nadie dijo nada al respecto, todos sonreían felices al comprobar que la vida, una vez más, seguía su curso sin preguntar si podía continuar.
Quedaron atrás ciento doce días, de los cuales repetiría sin dudarlo todos y cada uno de ellos.
La última nota que le escribí en aquel posit usado antes de marcharme para no volver decía: Supuse que era un buen momento para hacerlo bien. Adiós.