Blog de Celia Mtz.

miércoles, 23 de mayo de 2012

Inicio.

Siempre me gustó mover las piezas a mi antojo, hacer y deshacer cual folio pegado en una carpeta de colegio.
Con estos 20 grados en el ambiente y 42 en mi corazón, he de decir que aun no está todo dicho y que lo que dije o asentí con la cabeza aquel día, no es realmente cierto.
Es hora de reemplazar, lo tuyo por lo mio, siempre te lo daré.
Número de telefono que recuerdo como si de aquellos días se tratase, de los días de parque, de las noches de mentiras, de los besos regalados, de esconderme de tu cuerpo, de enseñarte el mio.
Puedo y quiero comerme el mundo, a bocados pequeñitos, necesito saborear lo más amargo de ella, lo dulce habitualmente me lo das tú. No quiero acostumbrarme, dicen que soy de las malas, pero con lo puta que es la vida voy sobreviviendo.
Agradecida de poder malvivir a su lado, una vez más, durante mucho tiempo.
No es por alarmar pero, tu mano no debería entrar en contacto con la mia, fusión incandescente.
Que las cuerdas se rompieron y que tu me mantuviste, me agarraste sin pedirlo, y ahí, justo ahí, te delataste campeón, mostrabas más de lo que decías y no decías ni la mitad de lo que sentías. Gracias por los servicios prestados pero la cuerda está reparada, o eso creo, de momento, puede aguantar el tirón.
Lo último que recuerdo de aquella noche, es tu boca a milímetros y tus manos en mi espalda, esas son las buenas noches que yo quiero, siempre, pero solo si vienen de ti.
Al principio del juego cada jugador tiene 16 piezas, hoy por hoy, mi rey se esfumó como el polvo que levantaban mis caballos, muy dama nunca he sido y me sobran peones, dependo del alfil, es mi única salida.
Espero que tengáis una buena jugada, de no ser así, siento decir que estáis perdidos amigos.

jueves, 3 de mayo de 2012

Minutero.




Eran las 03:45 y seguía con el paraguas abierto de par en par, mis piernas eran el claro reflejo del agotamiento sufrido, pero no podía decir que no a uno más.
Después de no mucho convencerme, dije que sí, pero que ahora me tocaba a mí poner condiciones.
El silencio se comió la madrugada y tú, a mí a besos.
Hago una pausa, el capuccino se me enfría, perdón.
Entre besos y alguna que otra caricia nos convertimos en roce con derecho a amigos.
Intenté parar y decir que no era necesario todo aquello para… pero insistías y en aquel momento no estaba para ponerme demasiado digna.
Culminé en un abrazo, éste hizo que la condición de no querernos más de 6 días y 7 noches quedara reducida a cenizas, las de la última chimenea de aquel campo abandonado.
En un principio quise comprarte, que fueras una posesión, solo para mí, pero, pronto me di cuenta que no eras más que un alquiler, barato, viejo y usado.
Difícil sería que alguien te quisiera ahora, como cambian las cosas.
Tatúame el sabor del último Ron, que el resto lo hago yo, cielo.
Sigo diciendo que no hay nada mejor que dormir sobre una conciencia limpia, y creo, solo creo, que tengo insomnio.