Blog de Celia Mtz.

jueves, 26 de abril de 2012

Té rojo.


Hace exactamente… no estoy segura, cuando disfrutaba o padecía de tu presencia, recordé que recordando no se puede recordar aquello que nunca se olvidó.
Puestos a olvidar, tengo presente el número  54 de la calle Santo Domingo, en aquel rinconcito donde olvidé el recuerdo de tus besos.
Quiero confesar que una vez más deje rienda suelta a la libertad, escoltada por una ración de pasión, de lo más saciante, el acompañamiento no fue un Rioja pero aquella cerveza supo a gloria a tu lado.
Tú, él y yo sabemos que a todos nos acabarán olvidando y no necesariamente porque hayamos muerto. Es lo más realista que se me ocurre en este momento, podría decir que siempre te recordaré, pero no merece la pena mentir gratis.
Me gusta el color verde más que a nada en el mundo, escribir es, de lo bueno lo mejor.
Adoro los cuerpos de seguridad del estado, proporcionan más que eso, seguridad digo.
Siempre he estado bajo sospecha, nunca me han dejado pasar una, continuamente al pie del cañón, pero, a estas alturas, sigo pudiendo dar mucho más de mí de los que el resto inventa. Tema de conversación, tema de seducción.
Uno de mis placeres reconocibles es sentarme frente a la chimenea y mirar el fuego, si es con un papel y un boli cerca, el orgasmo está asegurado.
8 días, 192 horas para una comida, un reencuentro, un abrazo, multitud de caricias y un beso que haga que el resto del mundo encoja, que tú seas un gigante, mi gigante y yo, siga siendo tu enana.
El fuego de ambos cuerpos no será comparable al del Windsor. Lo aseguro.
Mientras que pueda, no dejaré de declarar la guerra en tiempos de paz.

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