Blog de Celia Mtz.

domingo, 25 de marzo de 2012

De tus labios, centinela.


Elige una mano, ábrela a la mayor brevedad, encontrarás lo que buscas. Eso sí, solo sino decides esconderla de nuevo. Tan típico en ti.
Me gustaba el olor a domingo, era y sigue siendo tan característico, llega a doler de lo que gusta.
No siempre esa fragancia tuvo lugar el último día de la semana, hay martes que se sentía incluso más. Lo recomiendo.
Aquella noche se nos olvidó decir que no a las horas, la noche y la mañana se fundieron en un suspiro, hubo tantos gemidos como rizos caían sobre mi espalda. Por eso no cambio ahora, para no perder la costumbre de acabar enredada a tu espalda. Creí que no volvería a dormir así, pero una vez más, me equivoqué. Lo hice, y como lo hice. Todo un placer, nos dijimos.
Quizás hagan falta más personas como nosotros. No creo, en realidad, que sea bueno para el resto, pero, mientras disfrutemos, ¿cómo decir que no?
Abrí la botella de Velero a la misma velocidad que lo hacías tú con tus piernas, podía haber seguido con ella pero he de reconocer que tenía mucho más tirón lo tuyo, ya me entiendes. No quise perder el ritmo, de hecho, eso fue exactamente lo único que no se perdió.
Supongo que la manta no era Cashmere. No era tan suave, ni abrigaba tanto.
La mañana volvió a caer de nuevo, el mejor despertar desde hace mucho. No faltó ni un detalle.
Giraba 180º y volvía a mi estado normal. Sonaban las teclas, te ponías, no solo nervioso. Vuelta a la calma, decidí no volver a pisar aquella tierra, no por ti, solo que los zapatos arrastraban el barro de todo el recinto. Por lo demás, podemos continuar.
Si piensas que lo has hecho bien, perfecto, pero vuelve a analizarlo por si acaso. Siempre encontrarás algo nuevo.
Imágenes que no deberían salir nunca a la luz, o que en ese momento tuvieron demasiada. Quizás el flash fue lo suficiente potente como para hacer que te quedaras conmigo, sí, a mi lado, cinco meses más.
No era continuo, pero sí lo suficientemente agradable para repetir.
Puestos a calcular más tiempo del que debería. No quiero concretar, sospecho que si se atan cabos no saldré airosa de esta.
Vale, lo admito, me encanta mi vida.

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