Blog de Celia Mtz.

jueves, 16 de febrero de 2012

Acto primero.


Me he comido una galleta y al mirar su forma, recordé el sonido de tu voz, paradojas de la vida, su sabor era amargo. Me gustaba el dulce de tus labios, su textura era especial.
Aquel viernes no dormimos después de una película interminable, supongo que ambos estábamos nerviosos esperando su final, su puto final, ellos siempre terminaban felices haciendo el amor, se miraban como si no existiera el mañana.
Ese día duro muchas más horas de las que debería, por momentos pensamos, en realidad pensé que podíamos romper el horario establecido, me creía superior a cualquier norma y todo porque tú estabas conmigo, porque de vez en cuando me decías: nena, que guapa estás.
Volviendo a mirar la caja de galletas me he dado cuenta de que tus fotos siguen aquí, maldito despiste.
De un tiempo a esta parte no tenia voz o al menos no se me oía, la única persona que creía que me escuchaba se fue un día y no volvió más, dejándome muda en un loco mundo de gritos. Intentó volver, intenté decir que no, rechazarlo y hacerle aunque fuese el 2% del daño que me causó, pero no pude, esta vez no quería hacerle daño pero tampoco quería quererlo, no quería nada más.
Solo se pasaba una imagen por mi mente, un recuerdo, una bañera que en lugar de agua tenía champagne, no era caro la verdad, pero tenía suficiente garra como para conseguir que él se desnudara con solo olerlo.
Que en ocasiones me creo una gata y no porque maulle sino porque algunas veces mis palabras han sido más dolorosas que un arañazo, pido perdón por el daño causado.
Me gusta la playa y el sexo, he probado a juntarlos pero no acaban de convencerme, supongo que para mí el mar solo está hecho para nadar, adoro los peces, quizás porque me identifique con sus tres segundos de memoria, no creo necesitar más para recordar un beso, una palabra bonita, un insulto o un orgasmo.
No deberías soñar despierto, te pierdes lo mejor de la noche, aunque sé que lo hacías por estar a mi lado. Las indirectas son más directas si vienen de tu boca.
Me tumbo en la alfombra cuando necesito desconectar de todo, miro al techo y me quedo en stand by. Vuelvo al mundo real cuando oigo un “ping” y pienso en tirar la BlackBerry por la ventana, pero sonrío porque al otro lado de la pantalla estás tú esperando para saber que se me pasa por la cabeza en un momento de cordura.
Pero créanme señores, la vida no está para lamentarse por lo que no llegamos a hacer, así que disfrútenla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario