En cuestión de segundos, piensas, te sientas, vuelves a pensar, pero esta vez no te quedas sentada, sales, gritas, te sientes viva... pero es algo momentáneo, de un instante a otro te vienes abajo como si de la espuma de la cerveza que tomaste con él aquel miércoles a mediodía se tratase, de nuevo piensas que...no, decides no pensar, es hora de actuar, te vuelve a entrar el miedo, ese puto miedo que hace que cuando lo ves a 8000 pasos de distancia, tiembles como si te estuviera haciendo el amor como nunca, porque el ya no te follaba, te miraba a los ojos y te acariciaba el pelo mientras te hacia suya, más y más suya, olvidando tu esencia, y tú, ingenua de ti le entregabas hasta el ultimo suspiro de de tu cuerpo encendido.
Si de suspiros se tratase, hablaríamos del viento, nunca los he escuchado mas profundos que los suyos, son aquellos que con solo imaginar te inunda una sensación tan rara, solo comparable con un café a media tarde frente al televisor con la mejor de las compañías, en extraña ocasión suele resultar la adecuada.
Vuelves a pensar, tu mundo se convierte en un sin sentido, pero por momentos, tú y solo tú eres la dueña de cada paso, te miras al espejo, ese de la entrada que aun guarda la señal del ultimo beso, quedando latente el rojo solo comparable al de tu fuego al regresar, te gusta lo que ves y ríes, ¿Por que no hacerlo?
Que si ahora estuviera contigo, me río yo de la ola de frío siberiana.
Toca volver al mundo real, sigues teniendo rostro, quizás no el mismo que tenias minutos atrás, vuelves a ver las mismas caras, personas que te comerían con la mirada pero que no comerían contigo en ningún restaurante a eso de las tres, puede que no sepa cuantos circulos tiene la manta con la que duermo a diario, pero sé con certeza cuantos lunares tienes dibujados, pero si, es cierto nada de peros...
De nuevo te sientas, pero esta vez, no quieres pensar ni actuar, solo quieres suspirar como lo hiciste la ultima vez entre sus brazos...
Sencillamente perfecto
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