Después de un día increíble, miro al frente y veo cuatro pantallas, en cada una de ellas hay un nombre. He agachado la cabeza como hacía tiempo que no necesitaba hacerlo, no por vergüenza sino por indecisión. Tengo que decir en menos de diez segundos con cual de ellas me quedo. Y aun no me encuentro preparada. Hace unos meses diría sin dudar que la de la derecha, sí, la cuarta. Pero ahora esa no se encuentra ni como opción.
Nuevas caras, nuevos nombres, era necesario para que engañarme.
Me gustas mucho, eso te gusta a ti. ¿Nos gusta gustarnos? Supongo que esta relación me está haciendo bien. Ya no pienso en lo que no merece ser pensado.
Iba a tomar la última cuando te he visto de lejos, ¿estás más alto? Creí no conocerte. Has cambiado, supongo que lo necesitabas. Charla intensa la de anoche.
Sé que no estoy haciendo lo correcto, que en tu vida hay compromisos que en la mía ahora mismo no existen pero tengo que intentarlo y decir lo que creo mejor para ti, para mi, para nosotros. Quizás nunca haya un nosotros. Sé bien que la única que estropeo todo fui yo. Pero prometo no volver a mentirte. Sigues confiando en mi a pesar de todo, es lo que más me gusta.
El detalle de no llevar nada debajo de aquel caluroso abrigo fue decisivo, se encendían las velas a tu paso, comprensible a la par que excitante.
No quiero ser pesada, creo que hoy ha sido suficiente, a mi me sobra. De todas maneras me han entrado unas ganas considerables de que sea este Domingo, que según los creyentes, es de descanso. Creo que vamos a pasar por alto esta orden. Así da gusto volver.
Atentamente: tu conciencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario